lunes, 18 de enero de 2010

Mi mundo

LA SOLIDARIDAD MAL ENTENDIDA.
LOS PODEROSOS NI SABÍAN QUE EXISTÍA HAITÍ

Todos estamos consternados con la catástrofe de Haití. La naturaleza, periodicamente se cansa de los atropellos del ser humano, y lanza su protesta demoledora. El gran problema es que siempre al final pagan los mismos. Los desheredados, los menos favorecidos, los pobre de planetas. En el mismo plano de intensidad saltan las alarmas de la solidaridad de los poderosos. Y, contra este fariseismo no puedo. La fotografía de Obama, Bush y Clinton me ha producido un profundo malestar. Si antes Estados Unidos ha tenido a Haití olvidada, a la que no le ha prestado la más mínima atención, y en la misma situación están el resto de países, que ahora no se conviertan en el ejemplo de la bondad humana.

Este tipo de desgracias en pleno siglo XXI tiene unos aspectos que siempre se pueden solucionar. En lugar de esos presupuestos astronómicos para armamentos o sembrar el planeta con guerra absurdas para conseguir petróleo o materías primas, que se vuelquen en acabar con la miseria, en escolarizar a los niños, en evitar las muertes por falta de agua o de alimentos, a que todos tengan derecho a la escolarización y en definitiva permitir que la igualdad de oportunidades sea algo más que una realidad. No apoyar regímenes dictatoriales y si la entrada de la nueva tecnología o la proliferación de edificios que puedan resistir este tipo de sacudidas. Esta es la verdadera justicia social y no fletar posteriormente todo tipo de ayudas para lavar unas conciencias un tanto inquietas viendo la televisión. Para eso estamos la gente de a pie, los trabajadores de verdad, que sabemos lo que es pasarlo mal y aunque sea quitándonos un día de nuestros alimentos entregamos aunque sea un euro que tienen mucha más importancia y relevancia que lo que hacen las grandes potencias.

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